Carlos Gardel, el morocho del Abasto

Carlos Gardel, el morocho del Abasto

Charles Romuald Gardès, más conocido como Carlos Gardel, el inolvidable Gardel, hablar de Gardel es hablar de tango y hablar de tango  es hablar de una parte imprescindible de la Argentina.

Nacido en Francia en 1890 pero llegado a la Argentina muy niño, ha pasado a ser uno de los más queridos, admirados y respetados símbolos de los argentinos.

Carlos Gardel, Carlitos, el Morocho del Abasto entre tantas maneras de mencionarlo, forma parte de lo más sentido del país sureño al que amo y representa en el mundo entero.

Gardel se crió en el porteño barrio de Abasto, en el cuál se encontrab el Mercado Central de frutas y verduras, y allí, a muy temprana edad, comenzó a ser reconocido por su canto, y a partir de entonces, empezó a trascender su fama.  Hoy en día es un conocido centro comercial, shopping, uqqqe lleva el nombre de Abasto.

Es en el año 1902, cuando, ya convertido en un tramoyista del teatro La Victoria, comenzó a escuchar a distintos cantantes de zarzuela y ópera; y en el año 1911 formó un dúo con “El Oriental” José Razzano, el cual surgió de un supuesto duelo musical entre ambos.

A este binomio se lo ha conocido como “El Morocho y el Oriental”, y aquí Carlos Gardès cambia su apellido por el que lo haría famoso “Gardel”.

En 1912, grabó 15 canciones para el sello Columbia Records, acompañándose él mismo con su guitarra. Entre los éxitos de su compilación, se desprende el tema “Sos mi tirador plateao”, el cual obtuvo mucha popularidad.

En 1917 se convirtió en el primer cantor oficial de tangos, en el momento en que estrenó el tango-canción llamado “Mi noche triste”, colaborando con ese tango que era sólo música sin letra. Ese mismo año filma y estrena su primera película, “Flor de durazno”, e inicia su etapa discográfica junto a José Razzano, con el sello Disco Nacional y el tema “Cantar eterno”.

En la década del 20, llevó el tango hacia Europa, haciéndolo conocer en España y Francia; y es en 1925 que se separa de El Oriental.

Al año siguiente el morocho regresa a Argentina y comienza a dedicarse a la fonografía, convirtiéndose en los años 30 en una figura célebre en Argentina, Uruguay y en varios países europeos.

Por toda su trayectoria hasta el momento, la empresa cinematográfica Paramount Pictures Corporation convoca a Carlos Gardel para protagonizar cuatro películas, rodadas en Joinville, Francia, conquistando así el mercado de Estados Unidos, donde grabó discos, cantó en radio y filmó películas muy exitosas que extendieron su fama a toda América.

Al poco tiempo Carlos conoció al colaborador, poeta y periodista Alfredo Le Pera, con quien escribió muchos tangos, entre ellos los afamados “Mi Buenos Aires Querido”“Volver” y “El Día Que Me Quieras”, entre otros.

Si bien es reconocido por sus tangos, Gardel se destacó en más de setecientas grabaciones, no sólo de tangos; sino también de música folclórica como milongas, zambas, rancheras, tonadas, estilos, etc.

Fue en el año 1935 que, Carlos Gardel, junto a Alfredo Le Pera y otros de sus músicos, fallecen en el choque de dos aeroplanos a punto de despegar sobre la pista del aeropuerto Enrique Olaya Herrera de la ciudad de Medellín, Colombia.

El distinguido y tan apreciado Gardel estaba entonces en lo mejor de su carrera, realizando una gran gira por toda Latinoamérica, y fueron millones de sus admiradores los que lo lloraron.

Sin duda alguna hoy en día decir Carlos Gardel, es hablar de un grande de la música argentina, especialmente de su característico tango.

No ha podido el paso del tiempo borrar el eco de su extraordinaria voz y sus éxitos mundiales a través del tiempo.Decir tango es decir Gardel; como decir Gardel es decir Argentina.

Recordemos hoy al prodigioso cantante, compositor y actor que nunca podremos olvidar.

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