Garbo, el espía de la II Guerra Mundial cuyos restos reposan en Venezuela

Garbo, el espía de la II Guerra Mundial cuyos restos reposan en Venezuela

Una de esas historias que parecen de la vida fantástica, creaciones de alguna pluma, un doble espía quien durante la II Guerra Mundial, logró engañar a los nazis, ser pieza clave en desembarque de Normandía y que sus huesos reposan en Choroní, un pueblo del oriente venezolano.

Se trata de Joan Pujol, mejor conocido como «Garbo» o Arabiel. Un español nacido en cataluña quien tuvo una vida bastante significativa en la historia contemporánea, tal y como la conocemos.

Fue el primer y de los pocos condecorados con medallas de ambos bandos, la Cruz de Hierro alemana (1944) y la Orden del Imperio Británico (1944).

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Para explicar un poco en contexto su vida, Pujol desarrolló una profunda aversión hacia la Alemania nazi y la Unión Soviética después de sus vivencias del fascismo y del comunismo tras la Guerra Civil Española. Alrededor de 1940, decidió que debía contribuir al final de la guerra ayudando al Reino Unido, único adversario de la Alemania nazi.

Pujol se dirigió entonces a la embajada británica en Madrid, donde ofreció sus servicios como espía. Tras ser rechazado ofreció sus servicios al III Reich con la intención de servir como espía doble para los aliados. Una vez aceptado por los alemanes estableció una falsa red de espías e hizo pequeños trabajos para estos, tales como retransmitir códigos por radio, y volvió a ofrecer sus servicios al MI5, siendo esta vez aceptado, ya que el servicio de inteligencia británico había controlado sus pasos y conocía su situación (aunque esto él nunca lo llegó a saber).

Aunque operaba inicialmente desde Lisboa, fingía ante los alemanes estar en Gran Bretaña. Inventaba informes ficticios sobre movimientos de barcos mercantes, convenciéndolos con éxito de que eran datos verdaderamente valiosos, gracias a información obtenida en la biblioteca de Lisboa y noticieros del cine. Fingía viajar por toda Gran Bretaña y enviaba sus partes de gastos, según los precios que obtenía de una guía de ferrocarriles británica. Al comienzo pasó ciertos apuros al no entender correctamente el sistema británico de moneda pre-decimal (libras, chelines y peniques), pero solventó sus problemas enviando los partes gasto por gasto y arguyendo que ya enviaría el total más tarde.

Llegó al Reino Unido en la primavera de 1942 y operó como agente doble bajo el auspicio del Comité XX (Sistema de la Doble Cruz), una iniciativa de la Inteligencia Británica basada en la captura de agentes alemanes y su posterior conversión en agentes dobles para labores de contraespionaje o para maniobras de desinformación del enemigo. Su trabajo principal fue el de convencer a los alemanes que había conseguido reclutar a un gran número de agentes en Reino Unido, algunos de ellos personas de mucha influencia y con información valiosa. La dificultad de su trabajo radicaba en que debía en todo momento fabricar informes coherentes de todos los agentes que iba inventando y que no se contradijeran entre sí, sin perder credibilidad.

Operación Fortitude

El trabajo de desinformación de Garbo era parte de la Operación Fortitude, que convenció a Adolf Hitler y a muchos de sus colaboradores de que la invasión aliada ocurriría en el estrecho de Calais, a 249 km de Normandía, y que el desembarco de Normandía era sólo una maniobra para atraer a las tropas alemanas lejos de Calais. De hecho, fue tal la credibilidad de la que gozó por parte de Hitler que incluso una vez comenzado el desembarco siguió pensando que esta no era la verdadera invasión, sino una mera distracción para el verdadero ataque en Calais. Para cuando Hitler se dio cuenta del engaño, la Operación Overlord ya había sido un éxito y las tropas aliadas se había adentrado demasiado, por lo que la movilización de las divisiones acorazadas no tendría el mismo significado.

Existe información sobre este espía en el Imperial War Museum de Londres, que incluye material altamente sensible desclasificado.

Después de la guerra

Después del final de la Segunda Guerra Mundial, Pujol temía represalias de supervivientes nazis. Con la ayuda del MI5, Pujol viajó a Angola y fingió su muerte de malaria en 1949. De hecho nadie supo que seguía vivo, ni siquiera los servicios secretos británicos. Había ganado mucho dinero en la guerra ya que fue muy bien pagado, sobre todo por los alemanes y se trasladó a la población de Lagunillas en Venezuela, donde vivió en el anonimato estableciendo una librería, una tienda de regalos y un cine en Choroní, localidad costera de estado Aragua de la que Pujol estaba enamorado. Pero no tuvo suerte en los negocios y perdió mucho dinero.

Antes de desaparecer se había divorciado de su primera esposa y posteriormente se casó en Maracay, Venezuela, con Carmen Cilia con la que tuvo dos hijos, Carlos Miguel y Juan Carlos, y una hija que murió en 1975 a la edad de veinte años.

Pujol murió en Caracas en 1988 y está enterrado en Choroní, su querida población costera muy próxima al Parque Nacional Henri Pittier.

Fuente: Internet

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