Ante situaciones de alta conflictividad social, las personas suelen desarrollar un sin número de manifestaciones físicas, mentales y emocionales que van desde trastornos del sueño y estrés, hasta somatizaciones que a su vez pueden producir cáncer y enfermedades autoinmunes.
Con el fin de preservar la salud, es fundamental conocer cómo manejar las emociones. En principio, es importante conocer que la manera cómo sentimos y expresamos las emociones está determinada por nuestro sistema de valores, creencias y pensamientos ya que ellos definen la manera en qué percibimos el mundo.
Así que una buena manera de controlar nuestra emocionalidad puede ser, tomar conciencia de lo que me afecta, cómo me afecta y por qué me afecta. Esto es aceptar la emoción que estoy viviendo y mi responsabilidad en determinar la manera en que me afecta.
SUPERAR NUESTRO SESGO DE NEGATIVIDAD
Debido a que estamos programados naturalmente para defendernos de aquello que percibimos como una amenaza (todo lo que puede generar algún tipo de pérdida en nuestras vidas), tendemos a priorizar el mal sobre el bien. Si bien este es un mecanismo de supervivencia apropiado para alguien que necesita mantenerse hiper vigilante en un entorno peligroso, la verdad es que para la mayoría de nosotros, este «sesgo de negatividad» es contraproducente, especialmente en períodos largos.
Una manifestación común resulta en la creación del habito del pensar mal, o pensamiento negativo. Aquí la persona desconfía de todo, decide no creer en nada y se pasa el día rumiando (internamente) y quejándose (con los demás) sobre todo lo malo que acontece. Esta actitud no solo ocasiona un grave daño emocional a sí mismo y a su entorno, sino que le hace ignorar cualquier oportunidad de experimentar la alegría que pueda aparecer en su vida.
Para compensar este sesgo de negatividad y experimentar un estado emocional armonioso, se recomienda intencionalmente experimentar tres emociones positivas por cada negativa. De esta manera podremos revertir los efectos físicos de la negatividad y construir los recursos psicológicos que contribuyen a una vida floreciente.
EL PAPEL DE LA ACEPTACIÓN
Al aceptar plenamente que un evento negativo ha ocurrido y nuestra responsabilidad en el mismo, renunciamos a los sentimientos negativos que rodean dicha circunstancia. Estudios efectuados muestran que la aceptación nos ayuda a experimentar una mejor salud mental, emocional y física. Además, es algo que se puede aprender.
Entre los maravillosos efectos de la aceptación en el individuo están: disminución de los sentimientos de dolor e ira, y reducción de manifestaciones físicas y molestias como dolores de cabeza, mareos y malestares estomacales, entre otros. Su práctica también se ha relacionado con una mejor función inmune y una vida más larga. Otros estudios han demostrado que el perdón tiene efectos directos en el corazón: baja la presión arterial y mejora la salud cardiovascular también.
LOS BENEFICIOS DE LA GRATITUD
El reconocimiento de los buenos aspectos de la vida y dar gracias por ellos, tiene un poderoso impacto en el bienestar emocional. Estudios efectuados demuestran que las personas que cotidianamente practican la gratitud se sienten más felices, presentan una mejor salud y duermen mejor que quienes no la ejercen. La alegría y la gratitud están relacionadas, la gratitud nos hace gozosos.
Luz y paz para ti;
Por: Lidia Nester
Especialista en Medicina Complementaria y Alternativa
Maestra Terapeuta Holística
Personal Coach
Ansiedad, depresión, problemas de pareja, sanaciones a distancia
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