El clavel (Dianthus caryophyllus) representa orgullo, belleza, admiración y gratitud. Originaria de Asia donde se cultivan desde hace 2000 años, esta flor de invierno, de vivos colores y suave perfume, constituye una auténtica belleza. Sus hojas son lineales, angostas, opuestas y envainadoras, más anchas las basales que las caulinares. Cada tallo forma una flor terminal.1 Sus flores son vistosas, pedunculadas en panícula o cima laxa, a veces solitarias, de bordes más o menos dentados.
Los claveles se suelen asociar, sentimentalmente, a la alegría y al encanto, aunque cada uno de los colores tiene un significado concreto.
El rojo expresa la admiración hacia la persona amada.
El blanco hace referencia al estado puro del amor.