Hace algunos años, soñaba en llegar muy alto, subir y subir y desde allí poder contemplar mi triunfo con profunda alegría. Seguí caminando y esforzándome en llegar alto, alto y una tarde , detenida en lo empinado de la cima que quise alcanzar, me detuve y ví hacia abajo, descubri que había tanta bellaza en las cosas que desde ahi podía obeservar, que detuve mi camino y quise devolverme emocionada a percibir todas esas pequeñas maravillas que desde lejos pude valorar , dándome cuenta de lo bello que es estar ahí abajo y que era absurdo subir para contemplar todo lo que estaba a mi lado cuando lo que me haría feliz y llenaria mis días, no era lo que estaba tan empinado, estaba en esas pequeñas o grandes cosas y personas, que no quería ir dejando en el camino, que estar allá arriba no tiene sentido si las personas con las que quiero compartir mis pasos están allá abajo.
Me prometí, que viviría en paz y armonía con mi entorno, con todos mis seres queridos y con todas esas pequeñas cosas que llenarían mis vida desde entonces y no las perdería por falsas ambiciones, siendo la persona más feliz del mundo rodeada de tanta armonía y paz interna. Norah Frías Muñoz