París era un hervidero de rusos, los llamados rusos blancos que tras el triunfo de la revolución de Lenin en Rusia y la muerte del zar Nicolás II, con gran parte de la familia real y muchos aristócratas se trasladaron a Francia.
Con grandes penurias, sín saber trabajar, sin conocer algún oficio que les diera de comer, la aristocracia rusa, tuvo que inventarselas para sobrevivir en la Francia de entonces, muchos también pudieron trasladarse a los Estados Unidos, desempeñamdo labres inverosímiles, increíbles en personas que toda su existencia había transcurrido entre la opulencia y el mayor refinamiento.
Fué este precisamente, el que les abrió las puertas a muchas de esas grandes señoras, muchas de ellas bellísimas, quienes pudieron formar parte del grupo de dependientas, modelos y costureras del talles de alta costura de Coco Chanel.
A través del gran duque Dimitri Pavlovich, joven apuesto primo del Zar, quien mantuvo una relación con Coco durante un año.
«Los rusos me fascinaban, me revelaron Oriente», decía Coco .Con ellas aprendió muchas cosas, elegancia, refinamiento, glamour, todo ese mundo chic, que unido a la enorme creatuvidad de las gran modista, hicieron de ella el fenómeno que llegó a ser dentro de la moda,
A partir de ahí puso en sus diseños motivos eslavos, y en su casa de «Modas Chanel», las dependientas y las modelos eran damas de la nobleza rusa.
Gracias a este idilio, tambiém Dimitri consiguió grandes favores, es de la mano de ella que logra introducirse en la alta sociedad francesa, quienes eran los clientes de la famosa casa de modas, y en agradecimiento, le regaló un collar de perlas perteneciente a la dinastía Romanov, este collar le daría la idea a Coco de lanzar como complemento a sus vestidos negros, largos collares de perlas.
Estas perlas desde entonces son parte de los símbolos de «Modas Chanel», en la década de los años veinte y hasta el momento actual.
Christian Dior llegó a comentar : «Con un sweter negro y diez hileras de perlas, Coco Chanel revolucionó la moda».
Fué tambiém Dimitri quien le presentó a Ernest Beaux, el experto perfumista de la corte del Zar de Rusia.
Coco para celebrar su cumpleaños número cuarenta, sacó al mercado un perfume, que Beaux le había creado siguiendo sus propias recomendaciones de mujer exquisita, el perfume más famoso de la historia, Chanel n.º 5, la mina de oro de la casa Chanel.
