Habría que hacer un llamado a las instituciones públicas y privadas, mucho más estas últimas, en la necesidad imperativa de que los empleados que contraten para laborar en sus diferentes pruebas de aptitud y muy principalmente, exámenes sicológicos minuciosos y exhaustivos.
El que personas incapaces para manejar posiciones laborables para las cuales no están preparados, ni técnica, menos aún, mentalmente, da lugar a que se vivan tantas desagradables situaciones en organismos y oficinas.
Personas no calificadas profesionalmente, no pueden estar jamás en posiciones de mando, ya que no tienen la experiencia ni el discernimiento necesario, para enfrentar cualquier situación profesional que esté sujeta a su dirección; mucho más delicado aun, viene resultando el que personal no calificado emocionalmente, pueda estar designado en posiciones de mando o que puedan de cualquier forma atentar el buen funcionamiento de la oficina donde actúen y al ser conflictivas y desequilibradas, actúan de manera irracional, inmadura, sicótica y anormalmente.-
Los demás empleados no tienen por qué ser víctimas de los desequilibrios emotivos de un funcionario no apto sicológicamente para asumir alguna función de mando.-
Es por esto, que los puestos gerenciales deben ser ocupados por personas aptas profesionalmente, en base a estudios y experiencia, para que puedan saber escoger el personal que contratan para trabajar en cada área de su empresa.
Nada más terrible que una persona desequilibrada alrededor nuestro, no se puede trabajar con orden y armonía, siendo acosado por un demente o sencillamente, por alguna personal irrazonable y agobiante, causado por sus desajustes personales.
Mientras no aceptemos que todo profesional tiene derecho a ser respetado y a poder laborar en armonía y orden emocional, no habrá empresa que funcione correctamente.
A la vista tantos ejemplos de lo que ocurre cuando no se cumplen estas bases del buen trabajar y del éxito de cualquier empresa.- Seamos serios a la hora de escoger las personas que forman equipos de trabajo, y podremos ver como todo se enrumba con éxito y alegría en nuestra calidad de vida profesional.
Por: Norah Frías-Muñoz.
