El poder afrontar la muerte de una mascota

El poder afrontar la muerte de una mascota

 

La mayoría de nosotros ha experimentando aquella sensación de ser recibido en la puerta de casa con un perro meneando la cola y desbordando felicidad por nuestra llegada, o por un gato que al recibirnos se enrosca entre nuestras piernas y ronronea suavemente como forma de saludo. Gracias a estos gestos de cariño y lealtad, nuestras mascotas se convierten día a día en nuestros en mejores amigos e incluso en un miembro más de nuestra familia.

Sin embargo, ¿qué pasa cuando el tiempo de nuestros compañeros finalmente llega a su fin? Al igual que la pérdida de un ser querido, la muerte de una mascota puede ser muy dolorosa. Aún cuando no lleguen a decirnos lo que sienten, silenciosamente nos acompañan brindandonos amor incondicional. Es por esa razón que cuando ocurre la muerte de uno de nuestros fieles amigos, muchos de nosotros experimentamos los mismos sentimientos de dolor y angustia que sentiríamos con la pérdida de un padre o hermano.

Es muy importante poder aceptar estos sentimientos como normales y comprender que pasaremos por una etapa de duelo, como lo haríamos con cualquier otro ser querido.

Por lo general, cuándo un perro pasa los 7 años es considerado anciano, aunque puede variar según la raza, ya que algunas de ellas, especialmente las que son grandes, llegan a la vejez mucho antes que los de talla pequeña, que pueden llegar a vivir hasta los 11 o 12 años.

Una de las primeras señales de una vejez avanzada es el cambio en los hábitos alimenticios. Se puede notar una marcada pérdida de apetito o por el contrario una sobrealimentación. En el caso de que el perro pierda el apetito, es muy probable que las ganas de beber también puedan desaparecer.

Otra característica de la vejez en los perros es que su rendimiento físico disminuya. Es muy posible que la mascota, que de joven te acompañaba a todas partes, ahora prefiere quedarse en casa a descansar o se agote rápidamente luego de un breve paseo. Este es un síntoma inequívoco de que su cuerpo está cansado y de que sus años de juventud han llegado a su fin. Es mejor comprender esta etapa, ya que si le exiges demasiado podría llegar a sufrir de enfermedades a los huesos o al corazón.

En el caso de los gatos, cuando se encuentran enfermos o con alguna dolencia tratarán de disimularlas instintivamente, ya que esto les ha servido de protección contra depredadores. Sin embargo, lo más probable es que sufra de dolores articulares o enfermedades a la piel. En muchos casos comenzará a caminar más despacio y no estará tan animado por sus juguetes.

Al llegar a la vejez, el comportamiento de la mascota va cambiando paulatinamente, así sea un perro, un gato u otro animal. Quizá se vuelva más pasivo y tolerante o por el contrario más consentido, irritable y dependiente de los dueños. Cuando te percates de estos cambios, es recomendable que respetes su condición y no esperes que sea la misma mascota juguetona de antes. Trata de encontrar otras maneras para acompañarlo en su etapa de vejez.

 Si bien no todos asimilan la muerte por igual, en la mayoría de los casos cuando ocurre de improviso, ya sea por atropello o envenenamiento, el dolor viene acompañado por un sentimiento de culpa e incluso, si es prolongada, ocasionar una depresión crónica debido a lo traumático que puede llegar a ser.

Si no existe rastro de negligencia que haya provocado su muerte, es importante no culparse a uno mismo por lo que le pasó a la mascota. No podemos predecir cuando ocurrirá un accidente, y hablar de ello en términos de culpabilidad puede provocar un dolor innecesario e incrementar el sufrimiento.

El enojo es también un sentimiento profundo que se puede experimentar al momento de la pérdida, y puede estar dirigido hacia uno mismo por no haber auxiliado a tiempo a la mascota, al hombre que conducía con exceso de velocidad y finalmente lo atropelló o al veterinario que falló al no salvar su vida. Existen miles de razones, pero muchas veces son injustificadas, y en su mayoría, estas preocupaciones distraen con cumplir el proceso de duelo.

 

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