El pasado jueves volvió a abrir sus puertas al público, el que ha sido el primer museo privado de Argentina; la Casa Fernández Blanco, ¡y lo hizo por todo lo alto! con la reapertura de su bellísimo Salón Dorado, su tierna exhibición de muñecas, de las hermanas Castellano Fotheringham, así como de trajes de distintas épocas, los cuales se pueden apreciar en la planta superior, el espectacular comedor, y las muestras de abanicos y fina platería.
Pero además de las interesantísimas colecciones que se pueden apreciar en este Museo, la casona como tal es una auténtica joya, sus vitrales, techo y trabajos que adornan las paredes.
100 años cumple de inaugurada como Museo, ubicada en el antiguo barrio de Monserrat, la que fuera la casa de Isaac Fernández Blanco, gran coleccionista de arte, de donde se desprende parte de las colecciones que se pueden apreciar en el Museo de Arte Hispanoamericano y que lleva su nombre.
Cabe destacar que este palacete de características neorrenacentistas, es la única mansión de estilo ecléctico de fines del XIX que queda en el viejo barrio porteño.
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La reapertura de la Casa Fernández Blanco en el marco de la celebración del Centenario del Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, fue gratamente amenizada por el pianista Bruno Malinverni al teclado y más tarde con un concierto de cuerdas, a manos de Mariana y Pablo Saravi, quienes tocaron justo al momento que volvieron a encenderse as luces del Salón Dorado.
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Nuestras felicitaciones a los encargados de que la reapertura de la Casa Fernández Blanco, haya sido todo un éxito, especialmente a su director Jorge Cometti, Walter D’Aloia Criado, presidente de la «Asociación de Amigos del Museo» y Juan Ignacio Holder por su impecable trabajo en prensa.
Sobre Isaac Fernández Blanco
“El coleccionista Isaac Fernández Blanco encargó en 1901 al arquitecto noruego Alejandro Christophersen la ampliación y remodelación de la casa familiar, donde fundó el primer museo privado en la Argentina abriendo las puertas de su propia residencia, en la que hoy es considerada la única mansión de estilo ecléctico de fines del XIX que queda en el viejo barrio sur de Monserrat y con caracteristicas de palacete neorrenacentista. Este proyecto de remodelación, puesta en valor y reconversión en museo de la CFB, se encarga de difundir colecciones y las artes aplicadas de los siglos XIX y XX.
Isaac Fernández Blanco denominaba como el “Salón Dorado” a la habitación de su casa destinada tanto a la práctica musical como a la exhibición de su colección de instrumentos de cuerdas notables. Reunía allí los mejores ejemplares de la luthería clásica italiana, producidos entre el siglo XVII y XVIII, entre los que se destacaba un violín Guarnerius de 1732 así como los realizados en Argentina por Camilo Mandelli, desde 1908, el primer luthier del Teatro Colón. Cuando en 1922 su casa se transformó en un museo público, el Salón Dorado mantuvo su idiosincrasia original como espacio reservado a presentar “su colección de colecciones” y así permaneció hasta que los instrumentos fueron trasladados al Teatro Colón en 1948. Sesenta años después, los violines y las violas regresaron al museo para iniciar su proceso de restauración y recuperar su sonido. Como cierre de esta empresa, hoy, luego de dos años de trabajos, le llegó el turno de recobrar su esplendor al Salón Dorado, creado para que estas joyas musicales se lucieran”.