Es pericia y especialización que se convierte en una tradición familiar. Es todo preparado y planificado, ahí no se permite improvisar.
Es así como desde muy antiguo, se preparaban las familias para el proceso de hacer las esperadas hallacas decembrinas, o ayacas,voz indígena, como afirmó pudiera ser su nombre original , el Doctor José Rafael Lovera.
Las familias de cualquier parte del país, se reunían , entre cantos y música, comiendo pasitas, aceitunas y almendras, a preparar el plato Rey de nuestras fiestas decembrinas.
Nunca se ha visto tan unida a la familia venezolana, como en torno a los mesones o mesas donde se preparan las hallacas, cada quien con su parte, unos las hojas, otros el guiso muchos envolviendo y poniendo el pabilo otros.
Indudablemente esos momentos son inolvidables para la familia venezolana, recuerdos de otra época y llenos de nostalgia.
Venezuela huele a Hallaca y sabe a un mestizaje de olores y sabores,exquisitos, parte del alma del venezolano.