Dormir poco o demasiado

Dormir poco o demasiado

Dormir demasiado


Cuando dormimos demasiado, los efectos físicos más evidentes son los leves dolores de cabeza y molestias en la zona de la espalda. Nuestro cuerpo está preparado para el movimiento. De esta forma, mantenernos en la misma posición durante demasiado tiempo puede provocar molestias debido a la presión continua sobre una zona en concreto. Normalmente, la zona donde sentiremos más molestias es en la espalda, concretamente en la zona lumbar.

Aunque estos son los efectos más evidentes, y una clara señal de que debemos reducir el número de horas de sueño, existen otros más a largo plazo que debemos tener muy en cuenta:

Menor capacidad cognitiva

Al igual que ocurre cuando dormimos poco, dormir demasiado altera la capacidad cognitiva. Afecta especialmente al razonamiento y a la capacidad verbal, y de menor forma a la memoria a corto plazo.

Al mismo tiempo, una consecuencia a largo plazo es el envejecimiento del cerebro: Se ha observado la existencia de una relación entre el sueño en exceso y el deterioro cognitivo, de tal forma que éste último se favorece cuando dormimos demasiado.

Cuanto más duermes, más sueño tienes

Aunque parezca paradójico, es una consecuencia muy real con nombre propio: la resaca del sueño nos hace sentir más cansados y somnolientos, de forma que tenemos la impresión de que necesitamos dormir más. En este caso, si observamos estos síntomas, lo ideal sería no hacer caso a nuestro cuerpo por una vez, e intentar activarnos durante el día con actividades físicas. De esta forma, nos aseguramos que durante la noche descansaremos mejor.

Dormir demasiado poco


Al igual que existen consecuencias por exceso de sueño, también lo existen por defecto. Algunos de los síntomas más evidentes son estos:

Menor rendimiento físico y mental.

Tener un sueño óptimo es clave para rendir a todos los niveles, tanto mental como físico. En caso de no dormir suficientes horas, podemos experimentar los siguientes síntomas:

  • Falta de concentración.
  • Menor lucidez mental.
  • Dificultades en el aprendizaje.
  • Mayor irritabilidad.
  • Bajo estado de ánimo.
  • Menor rendimiento físico.

En caso de que sientas alguno de estos síntomas, intenta regular mejor las horas de sueño para dormir bien.

Ten en cuenta que el número de horas es orientativo. A veces un mal sueño puede ser provocado por los ruidos del exterior, o por dormir en una mala cama. Analiza si sientes que te faltan horas de sueño o has dormido demasiadas, y ajusta no solo el número de horas, sino también las posibles condiciones externas que puedan afectar a su calidad.

Fuente: positive.varilux.es