Venezuela está llena de alegría, hoy tenemos dos Santos, ¡nuestros primeros Santos!
Este domingo, la Plaza de San Pedro fue testigo de la canonización de siete nuevos santos por el papa León XIV, un evento que marcó un hito histórico para Venezuela. Por primera vez, la nación cuenta con sus propios santos, el laico José Gregorio Hernández y la religiosa Carmen Rendiles.
En una ceremonia conmovedora y multitudinaria, el «médico de los pobres» y la «carismática fundadora» fueron formalmente inscritos en el libro de los santos. Después de que el prefecto del dicasterio para la Causa de los Santos solicitara sus nombres, el pontífice leyó la fórmula en latín, provocando un estruendoso aplauso entre los asistentes.
En su homilía, León XIV enfatizó que los nuevos santos no deben ser vistos como «héroes», sino como «hombres y mujeres auténticos» cuya fe es más valiosa que las riquezas materiales. El Papa destacó la trayectoria de José Gregorio Hernández Cisneros (1864-1919), ya beatificado en 2021, por su inmensa bondad y dedicación a los más necesitados, proporcionando incluso recursos para las medicinas de los pobres. De igual forma, resaltó la vida de servicio y educación de Carmen Elena Rendiles (1903-1977), quien superó la adversidad de haber nacido sin un brazo para fundar una congregación.
José Gregorio Hernández
Su nacimiento ocurrió el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, Estado Trujillo, Venezuela.
El joven desde su más temprana edad, se inclinó hacia la vida religiosa, una sentida vocación sacerdotal que no pudo culminar, y una gran pasión por la ciencia.
Para el año de 1888 se graduada de médico en la Universidad Central de Venezuela.
Viajó seguidamente a París, a ampliar sus estudios, especializándose en diversas áreas médicas de gran importancia, entre ellas la microbiología.
Regresó a Venezuela e introdujo avances científicos en el país, como pionero de la bacteriológica y la histología.
Ha sido una espera demasiado larga e incomprensible; abundan los relatos milagrosos del querido doctor Hernández.
Hombre extremadamente generoso con los más necesitados, no se envaneció con sus éxitos profesionales y se mantuvo comprometido con los más necesitados.
Brindó asistencia gratuita a los enfermos de escasos recursos, lo que le valió el ser llamado “médico de los pobres”.
Murió joven, atropellado por uno de los pocos autos de entonces en la capital venezolana, transitando una calle.
Su muerte conmovió a todo el país, pues su fama de bondad y sapiencia era infinita ya entonces.
Pero al fin, se hace realidad esta ilusión de tantos y tantos fieles suyos regados por el mundo entero.

Carmen Elena Rendiles
“Nació en Caracas el 11 de agosto de 1903. Fue la tercera de nueve hermanos en una familia con tradición religiosa arraigada, en la que le inculcaron el sentido del deber y el amor por el prójimo.
A pesar de venir al mundo sin su brazo izquierdo, Madre Carmen creció entre sus hermanos con independencia y espíritu de liderazgo, lo que ayudó a todos los miembros de su familia a sobrellevar con el mejor ánimo el obstáculo que jamás impidió a Madre Carmen desarrollarse y destacar en su vida familiar y social.
Con tan solo quince años ya expresaba un profundo deseo de dedicar su vida a Dios. Una debilidad pulmonar durante su adolescencia la apartó por unos meses de la vida social para recuperar su salud y dedicarse a la oración. Fue entonces cuando su vocación se manifestó con mayor claridad y empezó a desarrollarse en la vida cristiana como catequista y fuente de apostolado para sus familiares y amigos.
El 25 de febrero de 1927, a los 24 años y luego de recorrer varios conventos tocó a las puertas de la Congregación de Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento en Caracas, una institución de origen francés recién llegada a Venezuela, que no vestían hábito para colmarle los deseos de humildad y pobreza. Ahí la esperó el Señor, le mostró claro el camino.
Ese mismo año, el 8 de septiembre, la Madre Carmen ingresó al noviciado de la Congregación, luego de completar sus estudios y la preparación previa. El 8 de septiembre de 1932 emitió los votos perpetuos que la hicieron desde entonces miembro definitivo de esta familia religiosa.
Desempeñó su vida religiosa con la naturalidad, el liderazgo y la caridad que se le conoció desde pequeña. Sus hermanas religiosas aseguran que era fuente de alegría dentro de la Congregación, dejando una huella imborrable en todas las que pudieron compartir a su lado.
Con tan solo 33 años, la Madre Carmen fue nombrada maestra de Novicias y para 1947 fue nombrada Superiora de la Casa Madre en Venezuela.
Bajo su liderazgo las obras de la institución se expandieron en varios estados del país, siempre enfocadas al servicio al prójimo.
A partir de 1942, la Congregación inicia su labor educativa, fundando los Colegios Betania, Santa Ana, Belén y Nuestra Señora del Rosario. En el servicio que prestaban a varias parroquias, también contribuían con la elaboración de las hostias y ornamentos litúrgicos.
Entre sus virtudes, destacaba la pobreza. Sus hermanas religiosas recuerdan cómo vivió esta virtud sin que se convirtiera en una carga, sino aprovechándola para seguir el ejemplo de Jesús.
En 1969 es nombrada Superiora General, cargo que desempeñó con autoridad, pero con mucha caridad hacia sus hermanas. Con el paso de los años Madre Carmen enriqueció su naturaleza humana, siempre confiada en la gracia de Dios y logró transmitir este ejemplo a todas las Siervas de Jesús.
El 9 de mayo de 1977, poco después de haber cumplido 50 años de vida religiosa, Madre Carmen muere en Caracas en olor de Santidad.
Actualmente la habitación que ocupó Madre Carmen en la comunidad del Colegio Belén fue convertida en oratorio en el que diariamente las hermanas se dedican a la adoración del Santísimo Sacramento. El proceso para la beatificación de Madre Carmen se apertura en Caracas el 09 de marzo de 1995”. Señalan en madrecarmendevenezuela.com

Junto a los venezolanos, también fueron canonizados Ignacio Choukrallah Maloyan (arzobispo armenio), Peter To Rot (laico de Papúa Nueva Guinea), las religiosas italianas Vincenza Maria Poloni y María Troncatti, y el laico italiano Bartolo Longo.
