Data de principios de siglo pasado, y es claro ejemplo de la más exquisita arquitectura de origen francés del siglo XX, situado a la vuelta de la avenida 9 de julio, hoy en día alberga la sede de la embajada de Francia en la capital porteña.
Con una fachada importante que indica las maravillas que ofrece la ciudad de Buenos Aires.
Perteneció a la familia Ortiz Basualdo, quienes la encargaron al arquitecto francés Paul Pater, quien lo diseñó en 1912.
Techos impresionantes, arañas doradas de Bacarat, imponentes en el más puro estilo francés.
Una preciosa escalera de honor que luce una baranda barroca con diseños curvos, muchas flores y hojas, estilo chippendale, todo muy inglés, en el Palacio hay una mezcla de estilos muy acentuada, paredes de roble, pisos de mármol de distintos colores provenientes de distintas regiones del Mediterráneo. Muy elaborados, enormes chimeneas.
Una joya invalorables que está todos los años abierta al público, que masivamente asiste a conocer esta bellísima memoria de la familia de Daniel Ortiz Basualdo y Mercedes Zapiola quienes vivieron allí con sus tres hijos y encargaron a Pater una construcción muy de moda en la época, el petit hôtel, un tipo de residencias de la aristocracia argentina.