«Honor a quien honor merece, en memoria del conquistador Juan Rengel de Mendoza y Sanguino»

«Honor a quien honor merece, en memoria del conquistador Juan Rengel de Mendoza y Sanguino»

Quiero rendir homenaje el día de hoy, a uno de los personajes más antiguos del continente americano.

Y así lo afirmo, puesto que un día como el de hoy falleció en combate, defendiendo a la población de Cumaná, primogénita del continente, donde fungía como «Alcalde Ordinario», luego de haber sido uno de sus fundadores, en su tercera y última fundación, después de arribar a esas preciosas tierras del oriente venezolano, formando parte muy principal de la llamada «Hueste de Diego Hernández de Serpa», Don Juan Rengel de Mendoza y Sanguino (El Viejo).


El conquistador Hernández de Serpa, había emprendido otra aventura más, la búsqueda de «El Dorado», y dejó Cumaná en manos de un grupo de soldados, mujeres y niños.
Ese amanecer hace 450 años hoy, los indios de la zona, se habían agrupado y en un ataque feroz de miles de flechas, atacaron por sorpresa a los colonos españoles.


Era una lucha desigual, terrible, y ese otro conquistador extremeño, Don Juan Rengel de Mendoza y Sanguino (El Viejo), defendió como pudo, incluso dando la vida, a Cumaná, implorando el apoyo de Santa Inés, puesto que se celebraba la onomástica de esta milagrosa santita romana.


Pudo ganar la batalla, pero falleció, acribillado con flechas de los atacantes.


La población agradecida a poder salvar sus vidas, honró los restos de Rengel de Mendoza, ofreciendo a Santa Inés el patronazgo de la ciudad, y así lo es desde hace 450 años.


Don Juan Rengel de Mendoza, es con su mujer, María Durán, quien nunca llegó a América pues falleció en la travesía, el punto de origen de muchísimas familias venezolanas, a través de su único hijo varón, Juan y sus hijas, María, Leonor, Catalina, Mariana etc…


El Mariscal Antonio José de Sucre fue uno de sus descendientes; somos innumerables los venezolanos que descendemos de este heroico conquistador español, entre ellos mi familia y yo, por parte de su hijo y algunas de sus hijas, cuya descendencia se mezcló mucho entre ellos en distintas generaciones.


Lo soy a través de mi abuela materna María Columba Hernández Rengel.


Honro la memoria de mi ilustre y valiente antepasado, con mucha emoción pido por su eterno descanso en esta fecha tan señalada y emotiva.


Que no son pocos 450 años!


Por: Norah Frías-Muñoz