El apellido Vallenilla procede de un linaje oriundo de las montañas de Burgos en Castilla; una de sus ramas radicó en el lugar de Isla, Trasmiera, partido judicial de Santoña en Santander, donde entroncó con la casa de Arana, como más adelante se verá, y de la cual procede la rama cumanesa. Probó su nobleza, repetidas veces en varias Ordenes militares y en la Real Chancillería de Valladolid.
El segundo, o sea el de Arana, tuvo su solar primitivo en la anteiglesia de Cebeiro-Olabarrieta, del partido judicial de Bilbao, de donde provienen los de Abando, Ispárter, en el partido judicial de Marquina; Ochandiano y Mañaria del partido judicial de Durango; Arana, en Guipúzcoa, partido judicial de Tolosa, villa de Beasaín, Apozaga, partido judicial de Vergara y villa de Irún; la del lugar de Isla, partido judicial de Santoña en la provincia de Santander; la de la villa de Aramoya, en Alava, partido judicial de Victoria. Otras casas dimanadas d ela últimamente nombrada, radicaron en la provincia de Burgos, en los partidos de Ebro, Villarcayo y Miranda. En este últmo (Condado de Treviño), hay un lugar denominado «Arana», el cual debió, según autores, dar nombre a este linaje. Las ramas burgalesas se extendieron, igualmente, a la Rioja, Palencia y otras provincias de Castilla, y otra radicó en Portugal con línea en Galicia.
Al decir de los tratadistas de genealogía, el más antiguo de los caballeros conocidos de este apellido, fue Fortún Arana, quien, en unión de sus parientes vizcaínos, estuvo en las guerras de su patria contra los navarros. Nieto de éste fue el nombre nombrado Fausto de Arana y Urquizu, que casó con Doña Ana de Ubarrieta, patrona de la Iglesia de Ochandiano. De esta descendencia proceden varias líneas de Vizcaya y otras que pasaron a Jaén. Muchos caballeros de este apellido ingresaron en las Ordenes militares de Alcántara, Calatrava y Santiago.«sup»(Alberto y Arturo García Carraffa. «Enciclopedia Heráldica y Genealógica Hispano Americana». Tomo VIII, página 39. Julio de Atienza. «Diccionario Nobiliario Español». Edición Aguilar. Madrid. 1948, página 1284)
