Nacida en Viena en 1914, Hedy Lamarr fue la precursora de la tecnología que se usa hoy en día en las comunicaciones inalámbricas de los móviles, GPS y Wifi.
La vida de Hedy Lamarr estuvo siempre muy ligada al cine desde que abandonó sus estudios de ingeniería. Como actriz hizo historia en 1932 con la película Éxtasis, convirtiéndose en la primera vez que aparecía una mujer completamente desnuda durante un orgasmo. Este hecho fue tachado de escándalo sexual y se prohibió su proyección en las salas de cine. Sin embargo, no todo el mundo reaccionó de la misma manera y el magnate de una empresa armamentística solicitó permiso al padre de Lamarr para cortejarla y posteriormente casarse con ella.
Durante su matrimonio retomó su carrera de ingeniería y en todas las reuniones a las que asistía con su marido recopiló información sobre las características de la última tecnología armamentística nazi. Harta de su vida de casada, Hedy huyó a Estados Unidos donde protagonizó diversas películas.
Preocupada por la guerra que se estaba viviendo y por la posible invasión a Gran Bretaña, Lamarr ofreció su trabajo al National Inventos Council. A pesar de su rechazo, no cesó en su intento de aportar sus conocimientos al área de las comunicaciones. Así, ideó un sistema que transmitía mensajes fraccionados en pequeñas partes, cada una de las cuales se transmitiría secuencialmente cambiando de frecuencia cada vez, siguiendo un patrón pseudoaleatorio. De esta forma, los tiempos de transmisión en cada frecuencia eran tan cortos y estaban espaciados de forma tan irregular que era prácticamente imposible recomponer el mensaje si no se conocía el código de cambio de canales.
Hedy podía diseñar y construir los aparatos, pero necesitaba ayuda en el tema de la sincronización. El destino le llevó a conocer al pianista y compositor norteamericano, George Antheil, con quien trabajó intensamente. Emplearon dos pianolas y codificaron los saltos de frecuencia de acuerdo con los taladros longitudinales efectuados en la banda de papel, como en una pianola común. La secuencia de los saltos solo la conocía quien tenía la clave, lo que aseguraba el secreto de la comunicación.
En junio de 1941 presentaron al registro la solicitud de patente de este “Sistema de comunicación secreta”, que les fue concedida en agosto de 1942. Por aquel entonces, Hedy Lamarr estaba casada y firmó dicho registro con el apellido de su marido, Markey.
Por esta patente, Hedy Lamarr no ingresó ni un solo centavo y los reconocimientos como inventora tardaron en llegar. En 1997 le concedieron el Pioner Award y el Bulbie Gnass Spirit of Achievement Awardy en 1998 la Asociación Austriaca de Inventores y Titulares de Patentes le concedió la medalla Viktor Kaplan. Desde 2005 su cumpleaños, el 9 de noviembre, está señalado como el Día del Inventor en los países de habla germana.
Hedy Lamarr, una mujer que vivió en una época en la que se le reconocía por hacer campañas publicitarias utilizando su imagen o mejor dicho sus besos, pero no por haber desarrollado la teoría del precursor del wifi. ¡Grandes descubrimientos de grandes inventoras!